En el último encuentro antes de empezar con el fuego real de la Liga Femenina 2, el Maristas se midió, por el trofeo Teresa Herrera de baloncesto, contra un rival de altura, el Celta.
Este partido, a priori, estaba desnivelado por el nivel de categoría de los rivales, pues el equipo visitante se encuentra en una categoría superior al club colegial. Con todo eso no supuso ningún problema para poder competir el encuentro.
De hecho, durante el primer cuarto, no se notó la diferencia de categoría, pues las jugadoras de Fernando Buendía, pusieron en serios apuros a un adversario un tanto sorprendido.
Tal era el empuje herculino, en parte gracias a la afición desplazada al Polideportivo Riazor 2, que se llegó al final del primer cuarto con una diferencia de tres puntos.
Cambio radical
Con todo, en el segundo cuarto, el partido cambió radicalmente. El Celta salió enrabietado, buscando mostrar esa superioridad a los dos lados de la pista. Entró con tanta fuerza que el Maristas no fue capaz de detenerlo, para desesperación de su entrenador.
Fruto de este segundo cuarto fatídico para el equipo coruñés, se marchó al descanso dieciséis abajo. Esta renta no fue tan grande como parecía, puesto que la pudo maquillar en los últimos minutos de juego de la primera parte, ya que llegó ser superior a la veintena de puntos.
En el tercer cuarto, al Maristas le tocó responder. Y lo hizo. Pues tras varias defensas, el equipo colegial consiguió situarse por debajo de los diez puntos para delirio local.
Sin anotar
El Celta, en el tercer cuarto, estuvo cinco minutos sin lograr encestar
Las jugadoras entrenadas por Fernando Buendía lo dieron todo en cada acción, forzando robos y faltas en ataque, para desesperación de su rival.
No obstante, a pesar de estar tan bien defensivamente, cuando atacaron, el balón no acabó de entrar, lo que hizo que la remontada tan heroica se quedase estancada en la barrera de los diez puntos, para decepción de los presentes.
Tras el enorme esfuerzo realizado en ese cuarto, en el último el Maristas ya había agotado todas sus reservas de energías. Por contra, el Celta, que usó una rotación más larga, entró al último periodo con energías de sobras para sentenciar un partido que estuvo más peleado de lo que el marcador final reflejaó(46-66).
Indicar que el conjunto vigués se hizo con esta edición del Trofeo Teresa Herrera, pero el orgullo de no rendirse y pelear hasta el final, sean cuales sean las condiciones, se lo queda el Maristas.
